martes, 5 de junio de 2007

Hay días y días.

(foto de Cig Harvey)
Hay días en que despierto, desactivo el despertador y el mundo se me hace denso, miro y soplo, sale vapor de mi boca me tapo nuevamente con el cobertor y el día comienza más tarde.

Hay días en que despierto antes que el vocalista de Cold play, que canta el sonido de mi despertador, le gano y lo espero de modo de desactivar su desagradable sonido. Si quieren odiar una canción colóquenla en el despertador.

Hay días en que los pajaritos comienzan a cantar más temprano, esta todo en su lugar. El agua de la ducha sale muy agradable, la toallas me esperan entregándome una sensación de calor y seguridad, con calma me aplico todas las pócimas y menjunjes salgo del baño y aun queda tiempo para bartolear un rato.

Hay días en que todo está pendiente, no ordené bolsos, no preparé dosis, no preparé mi ropa, el reloj avanza de a dos minuto en vez que de a uno, las puertas me detienen con sus manillas, no optimizo. Los pasos en la calle son lentos, los chóferes de los buses le dan el paso en las esquinas hasta las hormigas y todo resulta tarde y lerdo.

Hay días en que escucho: Where do we go nobody knows, I’ve gotta’ say I’m on my way down God give me style and give me grace, God put a smile upon my face… y mis pies comienzan a bailar, son las 6:00 AM, dejo que Chris Martin cante la misma estrofa dos veces más hasta la 6:30 AM, me levanto, luego regreso a mi cama, me tapo hasta la cabeza, miro a mi hija, inhalo y pienso en cuanto amo los sábados.

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De Quino
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