viernes, 28 de diciembre de 2007

Un taza de Té


Muchas personas buscan salir de la realidad, para conseguirlo pueden recurrir a múltiples mecanismos, algunos naturales otros artificiales, algunos logran hacerlo otros mueren en el intento pero los que más me asombran son los vagabundos. Envidio su opción por no atarse a nada, de hecho muchas veces me he preguntado qué me ha faltado para poder ser uno de ellos, pienso que debe ser el deseo de despojarse de todo lo material. No he tenido muchas opciones de comunicarme con ellos, debo decir que dos veces en mi vida me han permitido aprender de ellos; una de ellas fue el martes 25.
Después del último compromiso navideño: un almuerzo en casa de mi mamá, luego de ordenar quedé sola; sonó el timbre y sin preguntar “quién es”, como siempre, sólo abrí sin precaución, al ver que no era alguien conocido, en primera instancia estuve a la defensiva, el personaje en cuestión me dijo que no quería pedirme nada material, corcholis pensé, mirando que traía un sweater azul todo roto y hacían 35° de calor. Me dijo que por favor le convidara agua caliente ya que quería tomarse un té, estuve a milímetros de solicitarle que no me interrumpiera que estaba ocupada, pero mi voz salió sin pedir permiso a mi mediáticamente manoseado cerebro y dijo “Claro, espéreme un segundo”. Entré y coloqué la tetera, busqué una bolsa de té, una cuchara plástica, azúcar y corté un trozo de pan de pascua; pensé en que podía tirarme la tetera encima con el agua hirviendo y entrar a desarmar la casa, pensé en que no quería pensar eso, pensé en que quizás se ofendería si le convidaba una taza más limpia que la que traía, lo consideré una falta de respeto, me sacó de mis pensamientos el switch del hervidor que avisaba que el agua estaba lista. Salí con la tetera, el azucarero, la cuchara y el bocadillo; al abrir la puerta le dije que acercara la taza, él me pidió lavarla, mostrándome la taza sucia que se movía con los tiritones incontrolables de su humanidad abstinente, le indiqué que lo podía hacer con la manguera del jardín que pasara. Lavó su taza le coloqué la bolsa de té, le consulté si le apetecía azúcar, sé que ellos necesitan tomarla ya que la mayoría están algo desnutridos y desvitaminizados, luego le eché agua, le pregunté si le serviría la cuchara plástica con la le coloqué el endulzante, me dijo bueno si a usted no le va a hacer falta se lo agradezco, luego de preparar su té llenando lo máximo posible la taza plástica ya que según me explicó donde se mueven tanto se les cae mucho del líquido afuera, le pregunté si no le molestaría acompañar el té con pan de pascua y en ese momento vi la alegría de sus ojos y me agradeció, disculpándose por la molestia causada y diciéndome que era sólo por ese día 25 que pasaba a pedirme un té ya que no había podido comprar nada, pues lo negocios estaban todos cerrados por ser feriado, nos despedimos, luego él emprendió su camino y yo seguí el mío.

14 comentarios:

Moncho® dijo...

que paranoica de tu parte al pensar que te iba a tirar el agua caliente, pero puede pasar...

por mi casa los unicos que pasan son los testigos el día domingo como a medio dia y si no es por la yani que me retiene o simplemente porque estoy durmiendo los atenderia...

un abrazo y que tengas un buen 2008

Monchito

Canal Preto dijo...

Somos de la generación de Don Graf. No me extraña. Yo no le hubiese abierto la puerta.

Triste.

Daniel. Te invito a visitar http://eldeportero.wordpress.com dijo...

Bonita historia. Creeme que a mí me habría costado mucho hacer algo como lo que hiciste.
Saludos

clauarroyo dijo...

Hoy como están las cosas la verdad es que me dan un poco de susto los extraños, aunque un vagabundo no me produce desconfianza, pero desde que ví Patch Adams y como murió su novia tengo más precauciones, porque a veces son pacientes siquiátricos y sin tratamiento. Buen comienzo para un día 25.

Te deseo muchas felicidades y un 20008 grandioso.

Jaime Ceresa® dijo...

Me emocionó leer esto (sí, es raro, pero me emociono), como algunas personas con cosas tan simples alegran su día y nosotros que lo tenemos todo no somos capaces de ver más allá de lo material.

Cuídate, Feliz Fin de Año.-

Anónimo dijo...

Que tremendo corazón el tuyo, yo no le abro ni al cartero, dejo que golpeen hasta que se cansan. NI hablar de Halloween. Además, nunca estoy en mi casa.

Saludos!!

bicho maldito dijo...

Sí que sabes estrujar un corazón. Me siento culpable luego de leer la historia.

Y sí: fue E. Allan Poe quien dijo que uno de los secretos de la felicidad es librarse de toda ambición. Quizás el vagabundo nos gana en eso. Es curioso, porque tu actitud representa la de muchos de nosotros, adoctrinados en la desconfianza, hasta que el gesto de dar, de abrirnos echa abajo los diques y nos muestra en la cándida pureza del niño que llevamos cubierto por capas de hormigón armado y estupidez.

Te deseo un feliz 2008 y agradezco tus visitas y apoyo a mi viejo rancho bloggístico. Salu2

Juan Chamorro A. dijo...

Muy linda historia. Both, la forma de contarla y la experiencia que viviste... Dime si no te llevas el regalo tú al mirarlo a los ojos cuando dice "gracias."

Abrazo Navideño desde Iquique!

@slz_ dijo...

me gustaria ser juez en un concurso del mejor pan de pascua

psichodelyka dijo...

yo la verdad es que prefiero hacerme la loca y cuando de animo miro para ver que pasa...
eres muy confiada jejeje
espero que este año sea muy lindo para ti
saludines

Isoldita dijo...

*.

Me enterneció mucho leerte. Es increíble como pequeños gestos nuestros pueden significar tanto para otros... y también tan ciero que tu miedo es el que tenemos todos, que es válido también, pero a su vez nos impide hacer estos bellos gestos.

Espero que hayas pasado unas bellas fiestas Vero, y que tu 2008 se venga cargado de lindos detalles y gestos como éstos, para ti.

Cariños!

*.

yafi yofer dijo...

Un acto de fe díficil de ver en estos días.

Te deseo que tengas un muy feliz año.

Zaludorrrsss.

Alvaro Horta Calzada dijo...

Ídola. No puedo decirte otra cosa... bueno sí, ¡Feliz 2008!

Un gran abrazo.

Hank dijo...

Imaginé al hombre recibiendo el pan de pascua y sentí que de alguna forma yo también lo recibía, salute!


De Quino
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